ansiedad

En la actualidad, la ansiedad nos acecha…la mayoría de las personas nos encontramos sumergidas en una sensación de caos.

Aun así, intentamos de muchas maneras vivir lo mejor posible. Sin embargo, a veces, esta emoción negativa se convierte en una crisis y da paso a la ansiedad.

En este post explicaré cómo identificarla, la gran ayuda que otorga la respiración y la importancia de la terapia para controlarla.

¿Qué es la ansiedad y porque me eligió a mí?

Antes que nada, debemos entender que esta sensación es un sentimiento común, así como lo es la felicidad o cualquier otro, y se manifiesta en todas las personas.

Es un estado de miedo y estrés generalmente provocado al imaginar diferentes escenarios catastróficos. Ayuda al cuerpo a prepararse para enfrentarse a algún peligro.

En situaciones de riesgo, las sensaciones y cambios físicos que produce ayudan a la supervivencia.

No obstante, si el peligro no es físico o real, estas percepciones pueden imposibilitarnos y convertirse en un trastorno psicológico.

A pesar de que esta reacción es natural en todos los seres humanos, es muy importante detenernos un momento para analizar hasta qué grado nos afecta en nuestras actividades diarias, cuánto tiempo perdura, la frecuencia y con qué intensidad.

Este trastorno es, en pocas palabras, la consecuencia del exceso de estrés, mental y físico, que ha sido desatendido por mucho tiempo.

Probablemente, el cuerpo nos haya dado las señales de que algo no está bien.

Nos ha pedido que nos tomemos un momento, pero, ya sea por el trabajo, la vida cotidiana, el estudio, la familia, la economía o el tiempo, no hemos podido prestarle la atención adecuada.

ansiedad

Las personas que sufren este problema están pasando por un momento difícil, pero es bueno que sepan que este proceso puede ser una oportunidad para ellos.

Probablemente, han estado muy ocupadas tratando de sobrevivir en este mundo y has descuidado lo que más importa en realidad: su salud.

¿Podemos aliviar esta emoción?

Por supuesto que sí, esta sensación es una forma natural del cerebro para alertarnos.

Sin embargo, se está tensando el cuerpo más tiempo de lo que debería.

Este estado segrega adrenalina, aumenta los latidos del corazón y paraliza el sistema digestivo.

Entonces, esta exacerbación de sensaciones continuas nos hace sentir mal.

Los síntomas generales varían y pueden ser:

  • Sed excesiva o boca seca.
  • Visión borrosa.
  • Taquicardia o sensación de pinchazos en el corazón.
  • Sensación de falta de aire.
  • Sudoración o saliva excesiva.
  • Dolor de cabeza.
  • Malestar estomacal.
  • Mareos.
  • Nauseas.
  • Desorientación.
  • Sensación de debilidad (como si nos fuéramos a desvanecer).
  • Sensación de calor o frío.
  • Incapacidad para llorar o llanto excesivo.
  • Picores, hormigueo, calambres o entumecimiento en algunas partes del cuerpo.

Toda esta avalancha de sensaciones físicas nos va a asustar mucho, sobre todo si no conocemos el motivo por el que se desencadenan.

Es entonces cuando aparecen los pensamientos negativos. Vamos a creer que no podemos más.

Es posible que nos bloqueemos o que nos sintamos impotentes por no poder solucionarlo.

A lo mejor, nos asalta la inseguridad y vamos a pensar en muchas situaciones desesperadas que, en realidad, pueden ser pequeñas, pero en esa crisis las vemos como peligrosas.

La importancia de la respiración

Primero, debemos identificar las señales de auxilio.

Si comenzamos a sentir cualquiera de estos síntomas, lo mejor es que nos detengamos un momento y respiremos.

Tengamos en cuenta que esta sensación muy probablemente nos esté gritando que nos falta aire cuando en realidad no es así.

La desesperación por respirar, en vez de ayudarnos, nos perjudica, ya que estamos tomando más del necesario.

Por esta razón, es importante aprender técnicas de respiración.

ansiedad

Cuando sintamos que la inquietud quiere tomar el control, busquemos un sitio donde preferentemente podamos sentarnos y estar tranquilos.

Incluso podemos adaptar algún lugar de nuestra casa para que se convierta en un espacio seguro para nosotros.

Comencemos con una respiración lenta y profunda. Inhalamos por la nariz alrededor de cinco segundos, mantenemos otros tres segundos y exhalamos por la boca con calma.

Repetimos este ejercicio unas diez veces.

Es muy probable que, al principio, se nos haga difícil o que incluso sintamos que no nos relajamos. Pero debemos ser constantes y practicar, con el tiempo veremos que es efectiva.

Ahora bien, va ser necesario hacer unos cambios. Como ya expliqué, la ansiedad es un grito de ayuda del cuerpo.

Por lo tanto, es el momento de escucharlo. Esta señal es importante para que hagamos esas modificaciones que hemos estado pensando.

¿Qué hacer para superar estos momentos?

Démonos tiempo para descansar y, sobre todo, no nos sintamos mal por permitírnoslo. A continuación, dejo una pequeña lista de cosas que pueden ayudar:

  • Dormir las horas necesarias. Han de ser horas efectivas de sueño profundo para que descanse el cuerpo.
  • El ejercicio también alivia la tensión, pero no hay que excederse. Una caminata puede ayudar. A lo mejor, el yoga sería un buen comienzo.Busquemos diferentes opciones y, si alguna de ellas no nos convence, sigamos probando. Hay muchas maneras de hacer ejercicio.
  • Crear un hábito de alimentación. Mejoremos nuestra dieta, los nutrientes son muy importantes para reponer y mantener nuestro cuerpo sano.
  • Interesarse por otras actividades. No todo es preocupación y trabajo. Necesitamos un espacio donde sentirnos bien, que podamos reír y pasarlo bien. Olvidémonos por un rato de lo que nos pesa.
  • Hagamos una lista de las cosas que nos generan estrés. Es fundamental conocer los motivos y encontrar una solución, pero en un entorno de calma.
  • Como último punto importante, quisiera mencionar que está bien pedir ayuda. La terapia es básica para este proceso. En la actualidad, en España hay más de 6 millones de personas con este trastorno, de los cuales un 10 % no ha solicitado apoyo. No olvidemos que es normal sentirse así, lo malo es no ayudarse uno mismo.

Si al final de esta lectura nos hemos sentido identificados, recordemos que es muy importante acercarnos al profesional de salud para comenzar un análisis y un tratamiento adecuado a nuestras necesidades.

La ansiedad sí se puede controlar y transformar.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *