Tener vínculos con elementos, personas e ideas que no nos aportan sino que nos perjudican, nos hace vivir limitados.
Y, definitivamente, no es propicio para la ligereza, la libertad y la sensación de que puedo vivir como quiero.
Es más: pierdo el tiempo aferrándome a algo que debería haber dejado hace mucho tiempo, en lugar de dejar espacio para cosas que realmente me convienen.
Esta es una de las decisiones más difíciles: ¿dejar ir o esforzarse más por mantenerlo?
Si me hago esta pregunta es hora de dejarlo ir.
Me gusta adentrarme en nuevas experiencias, pero, a medida que se vuelven menos interesantes con el tiempo, aprendo a dejarlas ir sin remordimientos, en lugar de aferrarme a ellas cuando son únicamente un lastre innecesario.
Dejar ir puede ser una prueba de amor
“Dejar ir no significa deshacerse de. Dejar ir significa dejar ser. Cuando dejamos ser con compasión, las cosas van y vienen por sí solas”. Jack Kornfield.
Aferrarse al dolor no soluciona nada.
Reproducir el pasado una y otra vez no lo cambia, y desear que las cosas fueran diferentes no lo hace así.
En algunos casos, especialmente cuando se trata del pasado, todo lo que yo puedo hacer es aceptar lo que sea a lo que me aferro y luego dejarlo ir.
Así es como todo cambia. Hay que dejar ir lo que me está lastimando, incluso si siento que es casi imposible.
Consejos para saber decir adiós a los vínculos
Es difícil dejar atrás el pasado, una mala relación, rencores u otro tipo de vínculo.
Estos consejos pueden ser de gran ayuda:
- Comprender que los vínculos que pensamos que tenemos son otros a los que realmente tenemos.Hay que aceptar lo que soy en este momento y la forma en que son las demás personas también.A medida que pasa el tiempo, debemos aprender que las cosas no siempre salen según lo planeado; en realidad, casi nunca suceden.
Tomar consciencia de nuestras acciones y de nuestras decisiones nos ayuda empoderarnos.
- Aceptar que las cosas pueden cambiar. Hay que dejar de desear que las cosas vuelvan a ser como antes.Hay que estar en el momento presente. Aquí es donde sucede la vida. No se puede cambiar el pasado; solo se pueden tomar decisiones hoy para ayudarnos a lograr un mejor futuro.
- No hay que vivir encadenado cuando uno tiene la llave. A veces se vive con creencias autolimitantes que dejamos que definan quién somos.Podemos llegar a pensar, “¡yo nunca podré hacer eso!” o, “¡yo no soy capaz de hacerlo !” Si realmente creemos eso, nunca lograremos nuestros objetivos.Deberíamos abrir nuestra mente y pensar en nosotros. Habrá mucha gente que quizá nos diga que no podemos hacerlo.
Depende de nosotros liberarnos de cargas y creencias y demostrar que están equivocados. - Dejar ir la idea de que podemos controlar las acciones de los demás. Realmente solo tenemos el control sobre nosotros mismos y sobre cómo actuamos.
- No hemos de tomar demasiado en serio las situaciones que nos presenta la vida. Esto permitirá que nos relajemos y disfrutemos de las experiencias vitales. Nos riamos de nosotros mismos y relativicemos lo que sucede a nuestro alrededor.
- Llevar a cabo lo que nos da miedo. Esta emoción impide hacer muchas cosas porque cierra nuestra mente a las posibilidades del futuro y nos encierra en la zona de confort.La mayoría de los miedos provocan dudas, como: “qué pasaría si”…, lo que nos aprisiona con el tiempo. Si nos esforzamos para salir de la zona de confort, no tememos a la frustración o al fracaso, más disminuirá el miedo paralizante.
- Expresar lo que a uno le funciona. Encontrar la voz y compartir con los demás lo que pensamos y sentimos, nos ayuda a sentirnos bien con nosotros mismos y a validar nuestras emociones, recibiendo la aprobación o los consejos de los demás.
Compartir es enriquecernos y nos ayuda a crecer y evolucionar.

- Solo preocuparme por lo que pienso de mí. Deberíamos liberarnos del estar controlados por lo que crean los demás de mí.Y comenzar a priorizar el cómo nos sentimos con nosotros mismos. No podemos vivir sanamente si vivimos para lograr la aprobación de los demás.
- Permitirnos tener emociones negativas. Ya sea porque hemos perdido a un ser querido por muerte o por una ruptura, hay que honrar su partida.
Intentar ignorar o esconder las emociones negativas extenderá el sufrimiento.La pérdida de los vínculos es difícil de experimentar, y está bien permitirse el dolor y la tristeza. Es importante sentir y pasar por el proceso de duelo para que se pueda seguir adelante.Podemos pedir un acompañamiento profesional que nos ayudará a transitarlo. - Dejar espacio para los errores. Cometer un error o decir algo incorrecto ¡Está bien! No nos convierte en estúpidos decir algo incorrecto o fuera de lugar: nos hace humanos y, a veces, incluso divertidos.
- Aprender a perdonar. El resentimiento y la falta de voluntad para perdonar nos mantendrán encerrados en el pasado y nos impedirán seguir adelante con la vida.
Los beneficios de aprender a soltar, eliminando los vínculos tóxicos
Entonces, ¿por qué deberíamos aprender a dejar ir?
Hay una variedad de razones. Entre ellas están la libertad, el crecimiento personal y la mejora de nuestras relaciones:
- Libertad. Aprender a soltar conduce a la libertad. Cuando aprendemos a dejar ir, podemos liberarnos de las fuentes de dolor y sufrimiento que probablemente nos estén frenando en nuestra evolución.
- Mejores relaciones. Una relación sana es aquella en la que ambas partes tienen la confianza para mostrarse cómo son sin máscaras.Si somos conscientes de que respetamos a las personas tal como son sin pretender moldearlas, apartando de nuestras vidas la necesidad de control y las creencias heredadas, podemos atraer a personas más sanas a nuestra vida.
- Crecimiento personal continuo. Si nos aferramos a algo, no podemos avanzar.
Si seguimos apegados a los pensamientos que invaden nuestro diálogo interno, permaneceremos atrapados en el pasado.
La vida es constante cambio y hemos de poder fluir con todo lo nuevo que se nos presenta.
Tras la lectura, es clave ver la importancia de tratar de evitar quedarnos anclados en los vínculos que nos impiden lograr la mejor experiencia vital.
Son las ideas negativas sobre nosotros mismos y nuestros juicios sobre lo que sucede, lo que se interpone en el camino de lo que realmente queremos ser.
Ser capaz de soltar requiere un fuerte sentido de nosotros mismos, lo que nos da la capacidad de aprender y crecer a partir de las experiencias.





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