El presente que se vive pone de manifiesto, una vez más, la certeza de la premisa: la salud y el equilibrio son lo más importante.

Porque sin ella no es posible que disfrute de las cosas buenas que me ofrece la vida. Como pasar tiempo con mis seres queridos, el reír, un paseo por la mañana, la comida, el clima, la naturaleza, los viajes, etc.

Ni tampoco puedo hacer frente de la mejor manera a los retos y a las vicisitudes del día a día, algo que es inevitable.

Más allá de los tratamientos, los remedios y fármacos, así como los cuidados y precauciones que tienen que ver con las interacciones con el exterior.

Ser una persona saludable también tiene una íntima relación con el equilibrio interior.

De hecho, no es extraña la idea de que el bienestar físico es una consecuencia de lo que hay dentro de cada ser. También, que el peso de lo que está afuera, así como de las circunstancias, es menos significativo.

La coherencia fomenta la estabilidad

Estoy convencida de que el equilibrio interior se logra gracias a la coherencia. A la armonía que puede haber entre el sentir, el pensar y el actuar.

Para ello, es necesario resolver conflictos que han estado guardados; algunos por mucho tiempo, años o hasta décadas.

Pues la evidencia permite inferir que existe un vínculo entre la enfermedad y las pugnas individuales.

Reconocerlas es un paso crucial, ya que negarlas es un obstáculo que impide recuperar o mantener la salud.

Entonces, escudriñar en el interior de cada uno, como si se tratara de limpiar una habitación oscura en desorden y abandono, generará efectos positivos.

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El cuerpo es susceptible al equilibrio y a la paz interior. La coherencia, como sea dicho, es fundamental.

En otras palabras, el actuar de forma congruente con lo que se piensa y se desea es una de las claves para estar bien.

La salud y su relación con la coherencia

La búsqueda de la coherencia es una tarea que no termina nunca. Es un cometido, una vez que se tiene conciencia de su repercusión y beneficios, vitalicio.

Hacer coincidir sentimientos, pensamientos y acciones no es cosa sencilla, se necesita una mente saludable y en equilibrio.

Eso demuestra una determinación poco frecuente en la gente que lo conquista.

Las personas que logran ser coherentes crean vínculos con otros individuos que le son gratos.

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Son capaces de comunicarse de forma efectiva y de establecer relaciones sanas. Cuando no están de acuerdo con algo o se sienten incómodas, lo expresan asertivamente.

Dicen las cosas sin agresividad, sin levantar la voz, pero tampoco son pasivas. En el ámbito laboral suelen disfrutar de su trabajo, son hábiles negociadores y conocen sus límites.

Todo lo anterior suma para tener una vida en donde la angustia, las preocupaciones y la desesperación no son comunes.

De este modo, el bienestar físico se alcanza o restablece. La cotidianidad se disfruta y no se sufre.


La otra cara de la moneda

En el lado opuesto, hay quienes se relacionan de manera conflictiva o se asocian con gente que no es de provecho o deseable. No expresan sus desacuerdos ni exteriorizan sus sentimientos y deseos.

En sus ocupaciones, oficios y profesiones se guardan su opinión o son explosivos.

Es probable que acepten cargas de trabajo que sobrepasan responsabilidades y capacidad, al mismo tiempo que se quejan de los resultados de ello.

Quieren vivir en paz, con tranquilidad y satisfacción, sin embargo, por su forma de conducirse obtienen lo contrario, o sea, son incoherentes.

Está claro que alguien así, siembra y cosecha demasiado desgaste emocional. Su correlación con todo y con todos es áspera, hay hosquedad y molestia.

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Sus relaciones interpersonales no le satisfacen ni le sostienen. Para hacer llevadera la vida laboral, debe estar tolerando y soportando una cosa tras otra.

Todos los días se ve orillado a esquivar una serie de dificultades. Tengamos claro que un cuerpo que a diario se somete a una rutina semejante es susceptible a una mala condición física.

Equilibrio para una vida saludable

Tengo la certeza que un padecimiento físico o una enfermedad implica la pérdida de algún tipo de equilibrio.

El exceso o la falta de una sustancia, como hormonas y neurotransmisores; así como una falla en los procesos celulares o fisiológicos, conlleva una afectación.

Un estado emocional en desequilibrio imposibilita que el cuerpo pueda funcionar con normalidad. Carecer de paz interior, coexistir con angustia, frustración, tristeza o enojo, permite que haya repercusiones físicas, que haya enfermedades.

Los órganos, aparatos y sistemas, no logran mantener su funcionamiento. Hay una perturbación interna y externa.

Cuando emocionalmente no estamos bien, resulta complicado llevar a cabo las labores del día a día. Algo tan esencial como dormir y comer son actividades que se ven alteradas.

Aún más aquellas como ver una película, salir a pasear o el disfrutar de una relación de amistad o de pareja. Cuando hay calma, al existir equilibrio y paz, todo transcurre con naturalidad.

Dormir, comer, hacer ejercicio, gozar de las cosas que son agradables y placenteras las realizamos con plenitud.

La lucha por mantener el balance

Los desequilibrios restringen la capacidad del cuerpo para desempeñarse de manera adecuada.

Sin paz interior, tengo desasosiego, al repetirse estos estados con frecuencia no es extraño que aparezcan molestias físicas o enfermedades.

El mal estado interno impide asimilar las cosas externas. Hay una batalla dentro que complica en demasía las tareas que implica el vivir.

Son la coherencia y el equilibrio ejes para mantener o recuperar una condición saludable. La forma en la que cada ser se relaciona consigo mismo condiciona la manera en la que se relaciona con todo lo demás.

Actuar acorde a lo que pensamos y sentimos evita malestares físicos y emocionales. Pero es importante tener en consideración que la coherencia absoluta no existe.

Cada día se debe ejercer a medida de lo posible, comprendiendo también que la flexibilidad es parte de la convivencia diaria.

Es uno de los eslabones que permite que la sociedad funcione.

Con paz interior es más sencillo afrontar los problemas que surgen y superar las trabas que impiden lograr los objetivos de cada individuo. Además, nos permite obtener la salud como una ganancia muy preciada.

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