Origen de la Biodanza “OTRA MIRADA”
Rolando Toro Araneda, originario de Chile, creó un sistema o método llamado biodanza, relacionado con el movimiento humano.
Su vertiente terapéutica viene implícita, ya que se creó con base a la conciencia de uno mismo y del mundo (identidad) fusionándola con el todo (inconsciente personal y colectivo), con el objetivo de lograr la integración del ser humano.
Por su parte, Vitor Lemelle, discípulo de Rolando, acuñó los términos “Otra Mirada” en relación con una nueva corriente de biodanza. En ella es fundamental el análisis del movimiento, en el cual se refleja y expresa el momento vital de la persona.
En su práctica se proponen ejercicios que permiten vivir la experiencia y evocar conexiones con memorias del pasado, através de recuerdos motores, musicales, surgirán experiencias del inconsciente…Y con el acompañamiento del terapeuta, estas serán liberadas y asimiladas dando espacio a una persona renovada, más libre y disponible para vivir desde el amor.
Los que conocemos bien su práctica y fundamentos podemos afirmar que la biodanza es un sistema de integración humana, de renovación orgánica, de reeducación afectiva y de reaprendizaje de las funciones originarias de la vida.

Biodanza e Integración humana
La integración es unión, vinculación, es todo lo contrario de disociación.
La práctica habitual de la biodanza propicia la integración de la mente con las emociones y el cuerpo físico, mediante la música y el movimiento.
– Se logra la unidad psicocorporal, favoreciendo la comunicación con uno mismo y con el mundo exterior.
– También trabajaremos la integración con el otro, restaurando el vínculo original con nuestra especie como totalidad biológica.
– Así cómo con el universo, integrando la unión entre el hombre y la naturaleza, reconociéndonos como parte de una totalidad mayor, el cosmos.
En la vertiente terapéutica de la biodanza, despertar esta conexión con la vida es uno de los principales objetivos. De hecho, la enfermedad deriva de la incapacidad de establecer esta conexión primordial.
Práctica en grupo
En la terapia de la biodanza “Otra Mirada” se practica induciendo vivencias integradoras a través de la música, el canto, el movimiento y situaciones de encuentro en el grupo.
El grupo es un factor clave en la biodanza. Un facilitador es el encargado de guiar la sesión terapéutica.
Cada persona tendrá la posibilidad de resolver los conflictos que pueda tener consigo mismo y con los demás.
Estos se suelen manifestar como neurosis así cómo disociaciones psicomotoras como pueden ser, posturas rígidas, desintegración…
Una sesión de Biodanza suele ser planificada siguiendo unas pautas determinadas para lograr el despertar de la conciencia de sí mismo, a partir de una cuidada y mimada cadena de ejercicios.
Ejercicios que invitan al practicante a entrar progresivamente en un estado de conexión y regresión para terminar posteriormente en esa misma conciencia de identidad.
Siguiendo las pautas de la música, el momento, el planteamiento del ejercicio, potenciaremos la vivencia del presente, dónde la entrega del practicante permite que la mente consciente y controladora no participe.
El baile permite la espontaneidad y resurge la fluidez del movimiento, gracias a la mencionada entrega como elección personal frente a la experiencia.
La biodanza no se puede practicar de forma individual, es realmente eficaz cuando se realiza en un grupo afectivamente integrado.
Se crean posibilidades de comunicación únicas al mismo tiempo que el grupo actúa como “continente afectivo”.

Resonancia existencial propia de Biodanza “Otra Mirada”
Se le llama resonancia existencial a los significados que surgen en la sesión de biodanza, en relación con la existencia, con la vida.
Cada persona, al seguir las consignas de movimiento que el facilitador propone, los relaciona o interpreta en función de sus filtros internos y personales y es esta aportación la que hace que el movimiento se torne valioso.
Las experiencias que se viven en una sesión resuenen de forma individual y colectiva y nos acercan a nuestra manera de sentir en la vida.
La persona experimentada será capaz de leer el movimiento del practicante, obteniendo una información muy veraz que le permitirá dar pautas muy concretas.
Ayudando a que la persona se haga consciente de lo que le está bloqueando, permitiéndole evolucionar en este momento de su vida.
Beneficios terapéuticos de las sesiones regulares de Biodanza
Cuando la biodanza se practica de forma semanal se producen cambios a nivel neurofisiológico, ya que se está trabajando sobre el sistema límbico-hipotalámico.
La práctica regular permite y propicia la producción de neurotransmisores que influyen en las emociones, el pensamiento y la conducta del ser humano.
En la siguiente lista enumeraré los principales beneficios de la práctica habitual de biodanza:
- Facilita la expresión espontánea de las emociones mejorando la calidad de vida afectiva.
- Previene y disminuye el estrés (emocional y/o físico).
- Estimula la energía vital.
- Ayuda a superar depresión.
- Despierta la capacidad de conexión a la vida.
- Fortalece la autoestima e identidad.
- Ayuda a superar fobias sociales y timidez.
- Desarrolla la creatividad.
- Cultiva la afectividad y relaciones humanas.
- Canaliza el dar y recibir afecto.
- Oportunidad de SER y CRECER desarrollando habilidades para la vida.
- Activa la motivación para el cambio.
- Construcción de estilos de vida saludables.
Estos beneficios y muchos otros, se van a ir integrando en nuestra vida cotidiana con la práctica regular de la biodanza.
Las personas que conozco y que la disfrutan, así como por mi propia experiencia, puedo afirmar que la vivencia y las sensaciones que surgen en las clases son realmente terapéuticas, liberadoras…quedando integradas y selladas por las memorias de todas las células del cuerpo.
A través de la biodanza podremos profundizar en nuestro movimiento, haciendo conscientes nuestros bloqueos, lo que no está siendo expresado, logrando habitar el presente, conectando con nuestra sensibilidad, vitalidad, sexualidad, creatividad, afectividad…
Como seres humanos vivimos con una necesidad de búsqueda de lo trascendente.
Es una gran oportunidad descubrir nuevas formas de expresión, que se conectan con la potencialidad que habita en nuestro interior, esperando a que le dirijamos la atención.
La biodanza puede recomponer las piezas internas para construir la unidad perdida logrando la armonía.
Si necesitas saber más sobre esta maravillosa práctica estaré encantada de hablar contigo en cuanto lo desees.



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