respiración

Con el trabajo y las responsabilidades cotidianas es inevitable que en algún momento de la vida experimentemos cierto grado de estrés y ansiedad.

Dado que esto puede tener gran repercusión en la salud, es necesario aprender a controlar nuestros niveles de tensión. Por ello, conviene practicar la respiración consciente.

La cual permite obtener un mayor control al respirar y contribuye a nuestro bienestar integral (cuerpo, mente y espíritu).

Se trata de una técnica natural, segura y fácil de aprender, que ayuda a liberar los bloqueos y a transformar nuestra vida y energía.

8 maneras de practicar la respiración consciente

A continuación, te presento algunas técnicas sencillas y poderosas para lograr un mayor control sobre la respiración.

Estas contribuirán a ver cómo este acto puede cambiar el estado de ánimo y mejorar muchas funcionalidades del cuerpo.

1. Respiración para concentrarnos y eliminar tensiones

Con este ejercicio comenzaremos a enfocarnos solo en nuestra respiración y lograremos una mayor consciencia de nuestro propio cuerpo:

  • Respiramos con toda la suavidad que nos sea posible.
  • Inspiramos en pausas largas y poco profundas por la nariz, inhalando y exhalando mientras nos volvemos conscientes de todos los pensamientos que pasan por nuestra mente.
    Imaginemos que justo al lado hay arena.
    Deberemos respirar tranquilamente para no levantar ninguna corriente de aire que pueda esparcir esa arena.
  • Relajamos poco a poco el cuerpo.
  • Seguimos practicando respiraciones largas y lentas, tranquilamente y sin agitarnos.
    Mantenemos la paz interior, mientras cerramos los ojos lentamente. Esto funciona muy bien cuando estamos bajo tensiones o con estrés acumulado.

 

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2. Respiración para mejorar la memoria

Este ejercicio resulta idóneo cuando tenemos problemas de memoria. Los pasos que debemos seguir son los siguientes:

  • Tomamos aire y lo retenemos.
  • Debemos sentir cómo el estómago se infla. Los hombros se relajarán poco a poco.
  • Hacemos un esfuerzo por mantener el aire y después vamos soltándolo sin apresurarnos. Repetimos este proceso, al menos, tres veces.

3. Respiración para obtener una relajación profunda

Para esos días de trabajo intenso y estresante, sugerimos realizar esta respiración, la cual nos hará sentir mejor:

  • Primero, respiramos por la nariz y expulsamos el aire por la boca.
  • Al acabar la exhalación, hacemos una pausa y esperamos hasta que sintamos la necesidad de iniciar la siguiente inhalación. No es necesario apresurarnos, podemos tomarnos nuestro tiempo.
  • Cada respiración debemos llevarla a cabo a través de la nariz, con tranquilidad.
  • Cuando sintamos que ya no podemos inhalar más aire, comenzamos a liberarlo lentamente por la boca.
  • Manteniendo la boca abierta y relajando la mandíbula, realizamos una breve pausa y esperamos hasta que vuelva la necesidad de respirar de nuevo.
  • Seguimos así, de una o tres respiraciones. El tiempo entre una y otra respiración será un momento de relajación para nuestro cuerpo.
  • Repetimos el ejercicio cuantas veces sea necesario y concentrándonos en un área concreta del cuerpo, aquella que necesitemos relajar.
  • Respiramos con este ritmo varias veces.

4. Respiración para tener un buen descanso

Podemos realizar este ejercicio justo antes de acostarnos para mejorar la calidad de nuestro sueño:

  • Tocamos el paladar con la punta de la lengua.
  • Inhalamos lentamente por la nariz durante cuatro segundos y retenemos por siete segundos.
  • Exhalamos el aire por la boca, a modo de soplido, durante ocho segundos.
  • Repetimos estos pasos cuatro veces.

 

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5. Ejercicio de oxigenación integral

A modo de advertencia, este ejercicio puede provocar hiperventilación.

Si nuestro organismo no está acostumbrado a un nivel tan alto de oxígeno, no nos preocupemos, simplemente paramos y respiramos nuevamente a un ritmo normal.

Para obtener mejores resultados, recomendamos hacerlo justo al levantarse o cuando aún se tiene el estómago vacío:

  • Nos sentamos cómodamente en una superficie plana. Mantenemos una postura recta.
  • Inhalamos por la nariz y exhalamos en periodos cortos e intensos. Imaginamos que estamos inflando un globo.
  • Cerramos los ojos y volvemos a hacerlo unas treinta veces. Seamos cuidadoso, ya que podríamos sentir cierto mareo debido a la cantidad de oxígeno.
  • Inhalamos profundamente.
  • Dejamos salir el aire y aguantamos todo el tiempo que podamos sin que lleguemos a sentirnos incómodos.
  • Inhalamos profundamente una vez más, sintiendo cómo se infla el vientre. Aguantamos la respiración unos diez segundos.
  • De este modo, habremos concluido el ejercicio. Podemos repetir todo el ciclo nuevamente tres veces, empezando por el ejercicio en el que exhalamos el aire como inflando un globo y acabando con la inspiración con retención de diez segundos.
  • Respiramos pausadamente y a nuestro ritmo.

 

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6. Relajación de garganta

Te aconsejo realizarlo cuando sentimos alguna molestia en la garganta:

  • Mientras absorbemos el aire, llevamos la cabeza hacia atrás con suavidad.
  • Al expulsar el aire, llevamos lentamente la cabeza hacia adelante. Mientras hacemos ese movimiento, abrimos la boca y sacamos la lengua hacia abajo. Exhalamos el aire haciendo ruido.

7. Respiración para equilibrar la mente

Si necesitamos aclarar la mente antes de un examen o realizar alguna tarea que demande mucha concentración, podemos hacer lo siguiente:

  • Cerramos uno de los orificios de la nariz con un dedo y comenzamos a respirar lentamente con el que queda destapado. Respiramos contando hasta ocho.
  • Mantenemos el aire por cuatro segundos, tapamos la otra fosa nasal y exhalamos el aire lentamente por la boca, contando hasta ocho.
  • Realizamos una pausa de cuatro segundos.
  • Cambiamos de fosa nasal en cada exhalación.

8. Respiración de reconexión

Este ejercicio es muy poderoso y es probable que provoque hiperventilación, por lo que puedes parar en cualquier momento:

  • Respiramos hondo y profundamente, sin pausas ni interrupciones durante algunos minutos.
  • Inhalamos el aire y expiramos.
  • Cuando estemos terminando de sacar todo el aire, enlazamos con otra inhalación.
  • Este ciclo se repite una y otra vez, sin obstáculos, creando un círculo virtuoso de respiración.

En resumen, estas son algunas de las muchas técnicas que podemos utilizar para mejorar la oxigenación del cuerpo, y con ello nuestra salud.

Podemos practicarlas cuantas veces deseemos hasta dominarlas.

No nos agobiemos si no salen bien al inicio, es cuestión de constancia. Resulta conveniente que esta actividad se complemente con otros ejercicios de relajación, mindfulness…

Si tienes alguna duda puedes contactar y te daré todos los detalles para que tus ejercicios sean realmente efectivos y placenteros para ti.

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